¿QUÉ ES PARA TÍ MISIÓN PAÍS?
Para mí, Misión País es un proyecto De Dios que pone en manos de la juventud para crear en ellos un anhelo en su corazón.
Mucho más que una semana fuera de casa, pues la Misión empieza antes, con toda la preparación, capital de gracias y oración.
La semana en la que estas, una semana con gente conocida o desconocida que acabas formando un vínculo especial.
Una semana de acogimiento al prójimo, transformación propia y envío al mundo. Vas con intención de misionar y ayudar, pero quien acaba siendo misionado y ayudado eres tú. Y sobretodo una semana para darte cuenta de Dios esta en cada cosa y que tienes el regalo de la Mater.
También todo lo que viene después, pues llegamos borrachos de fe. Tenemos la misión de vivir el día a día con la alegría que vivías en ese pueblecito de Cordoba, tratar con los de alrededor con el mismo cariño con el que fuiste tratado tanto por los misioneros como por la gente del pueblo y darte cuenta de que en Madrid Dios y la Mater también están y confían en tí.
Inés Aymerich
¿QUÉ ES PARA TÍ MISIÓN PAÍS?
Publicado el 8 de febrero de 2017
Es difícil explicar en su totalidad lo que es Misión país, pero se me ocurren mil formas por dónde empezar. A pesar de ello, creo que lo más oportuno será empezar con una historia, ya que todos somos una, y sin vivir algo… es difícil comprenderlo. Os contaré la historia de un joven o una joven, es completamente irrelevante, que vive en una habitación sin luz. En esta sociedad es muy fácil confundirse, perderse sin querer, como el hijo pródigo, tratar de encontrar la felicidad en cosas que lamentablemente… no son más que sensaciones, alegrías momentáneas y vivencias vacías. Pues en éstas, estaba este joven, en un valle sin salida y confundido preguntándose… ¿de verdad vivir… es esto? No entendía cómo era posible que sintiera esa tristeza, ese hueco en el corazón imposible de llenar con las cosas que la televisión decía que llenaban. Y se preguntaba dónde estaba el truco. Menudo timo, si la vida es simplemente eso.
Y un buen día, cuando la joven había dejado de preguntarse, cuando había aceptado su sufrimiento y su condición, cuando se había rendido… se alinearon los planetas. Acontecimiento tras acontecimiento, el chico o la chica, sin saber muy bien cómo, acaba metido en un coche rumbo a Córdoba. Sentado al lado de una persona de la que no conocía nada, y preguntándose qué narices estaba haciendo yéndose a unas ‘misiones’ a hacer cosas que nunca había hecho, con gente que nunca había visto, en un lugar dejado de la mano de Dios (o no), donde nunca había estado.
"Todo era distinto, cada acontecimiento era un regalo, la alegría de repente era duradera, no se acababa, todo se llenaba con la esperanza, ayudar a los demás se convertía en una bendición. De repente la vida… tenía sentido."
¿Qué hago yo aquí…? – Y de repente la vida tenía sentido.
“¿Qué hago yo aquí, con esta gente tan rara? ¿En qué momento se me ocurrió?” Y todas eran preguntas de este tipo, sin respuesta, pues todavía estaban mal formuladas. Y de repente, la gente que le rodeaba se preocupaba por él, a pesar de ser distinto, los jóvenes misioneros, de entre 18 y 25 años, se interesaban por su vida. De repente, un rato en silencio se convertía en el centro del día y un trozo de pan… era Dios. Las personas con las que se encontraba en el pueblo se emocionaban al hablar de ese trozo de pan, la gente sonreía y bailaba… y no tenían ninguna de esas cosas con las que había intentado encontrar la ‘felicidad’. Todo era distinto, cada acontecimiento era un regalo, la alegría de repente era duradera, no se acababa, todo se llenaba con la esperanza, ayudar a los demás se convertía en una bendición. De repente la vida… tenía sentido.
Y el joven volvió al Padre. Y recibió su abrazo, y cada cosa que pasó, tuvo un sentido y un significado único y especial. Como si Dios le hubiera dicho con cada regalo, un ‘te quiero’ auténtico y sin aditivos. Solo para él, como si nadie más existiera. Y el ciego volvió a ver, al discípulo le ardió el corazón, el hijo volvió a la casa de su Padre. Y su vida, y él, se transformaron por completo.
Esto es Misión País. Un proyecto que nació en Chile, que cruzó el charco hasta Portugal y que llegó hasta Madrid, con miles de misioneros a sus espaldas, para convertir el corazón de esta joven. Sólo para ella. Sólo para él. Misión País es Jesús, viajando a cada pequeño pueblo de España, para decirle a cada pequeño corazón, el “te quiero” más grande y sincero del universo. Es Dios diciéndole a los jóvenes que Él está aquí, en el entregarse a los demás, en la amistad real, en el amor verdadero, en la alegría, en la esperanza… y también en el esfuerzo, el sufrimiento y el trabajo.
Han pasado tres años desde que comenzó esta historia. En el inicio, eran muy poquitos jóvenes junto a un sacerdote del Movimiento Apostólico de Schoenstatt. No pasaban de una veintena, se multiplicaron a los cuarenta, después a los ochenta y hoy son más de un centenar. La historia comenzó en un pequeño pueblo regalado por la providencia, y hoy ya son cuatro los que reciben la misión. Y continúa creciendo. Los habitantes del pueblo y los jóvenes misioneros, se unen para estar seis días de enero y febrero junto a Dios, para recibir sus regalos y compartir la Fe. Y todo el que pasa por Misión País, queda tocado por algo especial. En el colegio con los niños y la catequesis, en las residencias con las personas mayores, en cada casa donde los jóvenes visitan con una imagen de la Mater a los que viven en ella, en las misas, en las comidas, en la convivencia, en las oraciones… O en cada sitio donde se necesite a un joven para trabajar, arreglando bancos o plantando flores en una rotonda, da igual.
Misión País es el regalo que Dios nos ha hecho
El caso es que Misión País es tachar una semana de enero y otra de febrero en el calendario, para dedicársela exclusivamente a Dios. Da igual cuál sea el nombre del proyecto, pero Misión País, es el reclamo perfecto, para que dejemos nuestra ajetreada vida a un lado, y que ofrezcamos unos días, a vivir como Jesús nos enseñó. Para llevar a María a cada pueblo de España y que cada pueblo de España nos lleve a María. Y su éxito, verifica que detrás de todo está Él, y que María efectivamente viaja con nosotros.
Misión País es el regalo que Dios nos ha hecho, para poder vivir una semana junto a nuestra Madre. Es la oportunidad perfecta para encontrarse con Él… es muchas cosas, pero lo mejor, es que lo vivas.
Publicado el 24 de abril de 2017
Josema es un joven de Villanueva del Duque, que tras pasar Misión País por su pueblo, no ha podido evitar unirse y participar con valentía. Es la prueba viva, de los frutos que puede llegar a dar este proyecto. Allá por donde pasa… cambia corazones. La alegría, la ilusión, la esperanza y el amor de Dios, no dejan indiferentes a nadie.
“Allá por el 2013 justo tras mi conversión y cuando más ganas de Dios empezaba a tener, el que fuera párroco de mi pueblo en esos momentos, don Ignacio Mora, me llamó eufórico comentándome que un sacerdote de no se dónde junto con un grupo de jóvenes de no se qué, le habían propuesto iniciar Misión País en Villanueva del Duque, mi pueblo.”
“Yo no tenía ni idea de que era aquello, don Ignacio me explicó un poco por encima de lo que se trataba más o menos y yo que me gusta la aventura y los retos, pues le dije que le apoyaba en todo, que dijera que sí…”
“Vinieron pues por primera vez el 12 de febrero de 2014, nadie sabíamos como sería aquello, hasta que fuimos experimentándolo. Para mí fue una ayuda ver que tantos jóvenes buscaban lo mismo que yo, creían en lo mismo que yo, amaban lo mismo que yo, y venían justo cuando para mí era más difícil ya que en aquel entonces empezaba a darme cuenta de muchas cosas, gente que me daba de lado por mis creencias, dificultades que llegaban por las mismas y lo que siempre más me ha costado, ver que la juventud a la que conocía, rechazaba a Dios.”
“En aquel primer año de Misión me ayudaron a creer que es posible recuperar a los jóvenes y ver que no estamos solos en esto, nos propusimos formar un grupo de jóvenes en Villanueva, que aun que por ciertas circunstancias se deshizo, seguimos unidos y con ganas de volverlo a crear. El lema del 2014 ¡Ve y haz tú lo mismo! Tras irse dejaron un vacío, que teníamos que llenar nosotros ayudando a todo el mundo y siguiendo nuestra labor como católicos.”
“El 3 de febrero de 2015 regresa la segunda Misión, esta vez esperándonos más de lo mismo, con ganas pero sin la incertidumbre del primer año, nadie esperaba tanto y quizá por ello, nos volvieron a sorprender.”
"Nos volvieron a dar fuerzas, nos animaron a seguir, a que la juventud no pierda esa llama que nos une y nos da aliento de continuar"
“Y con el lema ¿Arde tu corazón? Nos volvieron a dar fuerzas, nos animaron a seguir, a que la juventud no pierda esa llama que nos une y nos da aliento de continuar. Pocos días pero intensos para que no se nos olvide lo verdaderamente importante.”
“En 2016 por las circunstancias fue quizá un poco duro no teníamos a don Ignacio en nuestra parroquia y se hacía difícil pero con el lema Alégrate fuiste encontrado, nos alegraron, nos ayudaron a levantarnos con más fuerzas aún y afrontar estas luchas con muchas más ganas, fue quizá ese alimento necesario para tener fuerza en la batalla. Pero claro, todo esto lo viví desde fuera, tan solo apreciábamos los frutos que daba la Misión como misionados (que no eran pocos) pero nos quedaban siempre las ganas de más de seguir, de participar desde dentro, y este año 2017 mi chica, Mónica López y yo hemos podido disfrutar de esta misión, ha sido una experiencia impactante, emocionante la verdad, para nada me esperaba esto.”
“Me ha ayudado de nuevo a aceptar con fuerzas lo que soy, lo que quiero ser siempre, a notar a Dios cerca de mí, que no es que no lo notara, pero a afirmarlo aún más si se puede. Ayudando a los demás en el colegio, que aún que de primeras no quería, ha sido increíble, lo que das se te devuelve multiplicado. El puerta por puerta también nos ha enseñado mucho y hemos ayudado a gente que de verdad necesita esa compañía, que se te abren con una confianza y una facilidad increíble, lo que demuestra que necesitan de ello. Sin duda el misionar me ha misionado.”
“No quiero extenderme para hacerme pesado pero quiero dar las gracias a estos compañeros tan maravillosos que hemos tenido, unas grandísimas personas, que con esos poquitos días que hemos compartido, ya nos conocemos como si fuera de años, a los sacerdotes y la hermana que también hacen posible esto, y como no a Mónica, que tras cinco años junto a mí aún sigue dándome todo de sí y que en esta misión ha sido parte fundamental.”
“Gracias Señor por regalarnos todo esto, gracias Mater por hacerlo realidad. Sin más me gustaría despedirme con una oración por todos los participantes de la misión y para que siga dando frutos. Os invito a rezar por ello con la oración que más os guste.”
“Un fuerte abrazo para todos. ¡Levántate y sígueme!”
Josema Granados